04 agosto 2012

Fray Roberto Figueroa

( Por fray Manuel Aguirre)

"Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos  y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío,  sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié." (Profeta Isaías 55, 10 - 11)

Quise iniciar este compartir de experiencias con las palabras del Profeta Isaías, que nos introducen en un ambiente de expectativa por el hecho de referirnos a la palabra de Dios. Eso ya es un signo de algo grande y hermoso que se quiere presentar. No hay duda alguna en este caso que se trata de eso, porque se trata de compartir sobre un Hijo de Dios y  hermano nuestro: fray Roberto Figueroa. Él se durmió para esta vida hace algunos meses producto de cáncer, pero su testimonio entre nosotros que lo conocimos sigue vivo.

Estas breves palabras no quieren ser una biografía de Roberto Figueroa, pero para tener un marco histórico es necesario hacer uso de algunos datos biográficos como referencia. Trataré de no perder la finalidad  de ser un acercamiento de manera sencilla  a su persona y partiendo del contacto que pude tener  en su momento con él.

Fray Roberto Figueroa, Fraile Menor Capuchino y sacerdote. Mejor conocido por los hermanos de la orden como "el Chero", como cariñosamente le llamaban los hermanos. Nació el 10 de marzo de 1944 en Metapán, Santa Ana, El Salvador. Hijo de Timoteo Guzmán y María Figueroa. Siendo el tercero de seis hermanos. En su pueblo natal, Metapán, conoció a los Frailes Capuchinos y allí nacieron sus inquietudes vocacionales. Esas inquietudes se hicieron realidad después de trabajar dos años como maestro. Hizo su primera  profesión el 25 de enero de 1970. Su profesión Perpetua el 25 de enero de 1973  y su ordenación sacerdotal fue el 19 de marzo de 1977en Chiquimula, Guatemala, por imposición de manos de monseñor Constantino Luna.

Conocí personalmente a Fray Roberto en el mes de octubre de 2008, mientras tenía una experiencia  con los frailes en la fraternidad la Natividad en Santa Ana, El Salvador. En la cena me dirigió la palabra diciendo ¿usted es seminarista diocesano?  Le dije que yo era aspirante a la orden. Ese fue mi primer contacto con Fray Roberto, ya antes lo había observado celebrar la misa en la iglesia de la comunidad pero nunca había entrado en contacto directamente con él.

Quiero detenerme y tratar de expresar  las experiencias que de una manera indirectas tuve de su persona como hermano Capuchino y sacerdote.

Siendo novicio en el año 2010. Admiraba su deportividad, el corría y  montaba bicicleta. En algunas ocasiones llegaba al noviciado, se tiraba sobre la grama y debajo de un árbol que esta frente a  la entrada del noviciado comenzaba hacer ejercicios de estiramiento. Cuando lo miraba le comentaba a los hermanos que compartían conmigo ese año ¡miren el Chero se cuida, no de balde se ve tan sano para su edad!

Pero hay algo que marcó mi experiencia de noviciado. Recuerdo que durante una homilía dominical el dijo “no debemos encasillar a Dios en la historia”. Él lo expresaba con un gozo leyendo el texto de su Biblia personal que tenía un forro negro (siempre que presidia la eucaristía leía directamente de la Biblia).

Admiré mucho en él el acompañamiento que daba a las comunidades eclesiales de base en la parroquia san José en Ocotepeque, Honduras. Era un proceso ya conocido por él desde que estaba en la parroquia de la Encarnación, ubicada en el mismo departamento. Desarrollaba ese trabajo, como le caracterizaba, con todas las energías posibles.

Fray Roberto, como digno e hijo de san Francisco de Asís y a la vez como ministro de la Iglesia,  proclamaba esa palabra en vida  haciendo germinar las semillas en los corazones de quienes lo escuchaban. Su vida se hizo buena nueva para todas las personas  que entraban en contacto con su persona aunque él era reservado fue siempre sincero y leal  a sus convicciones. Y me refiero a él como "buena nueva" porque con el testimonio de su vida muchos reconocerán en él a un cristiano comprometido haciendo plena la promesa de la palabra de Dios de que nada vuelve a Él vacío.

Para algunos estas palabras pueden ser tardías en su publicación y carentes de sentido literal o religioso. Pero mis palabras solo quieren cumplir el fin de liberar mis sentimientos y expresar mi pensamiento personal ante la realidad inmanente como es la muerte.

Para poner fin a este breve acercamiento a la persona de Fray Roberto me acuerdo que él decía “vamos a descansar en la eternidad”. Descansa hermano, ahora estas con Cristo a quien te entregaste en vida  como fraile y sacerdote.

Si al igual que yo, después de leer estas palabras, sientes que las palabras del profeta Isaías se cumplen en la vida de nuestro hermano Capuchino Roberto, recordémoslas para terminar:

"Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos  y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío,  sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié." (Profeta Isaías 55, 10 - 11)

1 comentario:

  1. al igual que usted yo tambien admiro a fray Roberto ejemplo de entrega hasta el final es de los pocos que se han ido con onda al cielo se fue directo bendiciones

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