15 agosto 2012

El Padre de las Misericordias


(Por fray Manuel Aguirre)

En nuestra fraternidad san Lorenzo de Brindis, hemos dado inicio a un triduo de celebraciones en honor a santa Clara de Asís, pues su fiesta está próxima a celebrarse. Un día en el triduo mientras escuchaba una reflexión preparada especialmente para la celebración, vino a mi mente que en algún lado había leído que santa Clara cita la frase el Padre de las misericordias. Esta cita me trajo recuerdos de cuando era novicio en el año 2010 cuando escogí como lema para ese año un texto bíblico del profeta Oseas 11,9.
No daré curso al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím,  porque soy Dios, no hombre; en medio de ti yo soy el Santo, y no vendré con ira.

En este año tuve una experiencia con ese Dios de misericordia al cual hace referencia esa cita. Desde niño fui creciendo con el pensamiento de que Dios castiga a los malos y por eso había que portarse bien. Además tenía fijada en la mente la idea de Dios que me recriminaba todas las maldades cometidas en mi antigua vida. Durante ese año puedo decir con seguridad que me sumergí en esa misericordia divina cambie poco a poco la idea de la infancia, no por lo que me dijeron sino por la experiencia personal y comunitaria que tuve con Dios.
Para mí era necesario iniciar haciendo alusión a mi experiencia personal de la misericordia, porque es algo propio de los cristianos y más aun de la forma de vida franciscana. Ciertamente el franciscano se queda fascinado ante los misterios de nuestra redención como lo son el Pesebre, la Cruz y la Eucaristía. Sin duda alguna santa Clara al entrar en  sintonía con san Francisco, que había abandonado sus seguridades representadas en el dinero, la familia y el placer a cambio de un hábito de penitencia. Este es el espíritu de abandono que santa Clara, pudo experimentar. Su testamento dice en el numero dos: “Entre otros beneficios que hemos recibido y seguimos recibiendo de nuestro benefactor el Padre de las misericordias (Cf. 2Cor 1,3), y por los cuales estamos obligadas a rendir gracias al mismo glorioso Padre de Cristo, se encuentra el de nuestra vocación”.
Testamento de santa Clara
Considero en lo personal que santa Clara, sentía la operación de Dios en su vida y consideraba además  todo lo bueno que había recibido como obra del Padre de las misericordias, pues si es padre de el proceden y a  Él pertenecen.
Para mí el abandono es palpable en su regla, testamento y cartas a sus hermanas donde la pobreza es signo de su radicalidad, en la respuesta que quiere dar. Pues su Padre a quien tiene como bienhechor velara por su vida y le proporcionara la fuerza para poder responder en su vocación.
En santa Clara, no se da una respuesta condicionadas bien ella es libre por eso no acepta cambiar por nada la altísima pobreza. Pues Cristo era su mayor riqueza y en Él Dios se había revelado como Padre de las misericordias.

Oración:
Oh Dios, que infundiste a Santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos por su intercesión, que siguiendo a Cristo en la Pobreza, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen
Santa Clara de Asís ruega por nosotros 

08 agosto 2012

Triduo de Santa Clara de Asís



Hemos comenzando la celebración de Santa Clara de Asís, amiga y compañera de San Francisco de Asís en el carisma evangélico. 

Y para aprender más de su vida e impregnarnos de su santidad, tomaremos tres días de nuestra oración comunitaria dedicados a la reflexión en clave de Santa Clara.


Oh amable Santa Clara, tú que siguiendo las huellas de la virgen María, fuiste madre del cuerpo místico de Cristo; danos tu amor por la iglesia y por todos hermanos.
Tú, que con tus últimas palabras has bendecido al Señor por haberte creado; haz que comprendamos el gran don que es la vida. Intercede para que en nuestras familias haya concordia, serenidad en el trabajo, alegría en el estar juntos; haz que un día podamos reunirnos para alabar y cantar eternamente contigo la misericordia del Señor.

04 agosto 2012

Fray Roberto Figueroa

( Por fray Manuel Aguirre)

"Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos  y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío,  sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié." (Profeta Isaías 55, 10 - 11)

Quise iniciar este compartir de experiencias con las palabras del Profeta Isaías, que nos introducen en un ambiente de expectativa por el hecho de referirnos a la palabra de Dios. Eso ya es un signo de algo grande y hermoso que se quiere presentar. No hay duda alguna en este caso que se trata de eso, porque se trata de compartir sobre un Hijo de Dios y  hermano nuestro: fray Roberto Figueroa. Él se durmió para esta vida hace algunos meses producto de cáncer, pero su testimonio entre nosotros que lo conocimos sigue vivo.

Estas breves palabras no quieren ser una biografía de Roberto Figueroa, pero para tener un marco histórico es necesario hacer uso de algunos datos biográficos como referencia. Trataré de no perder la finalidad  de ser un acercamiento de manera sencilla  a su persona y partiendo del contacto que pude tener  en su momento con él.

Fray Roberto Figueroa, Fraile Menor Capuchino y sacerdote. Mejor conocido por los hermanos de la orden como "el Chero", como cariñosamente le llamaban los hermanos. Nació el 10 de marzo de 1944 en Metapán, Santa Ana, El Salvador. Hijo de Timoteo Guzmán y María Figueroa. Siendo el tercero de seis hermanos. En su pueblo natal, Metapán, conoció a los Frailes Capuchinos y allí nacieron sus inquietudes vocacionales. Esas inquietudes se hicieron realidad después de trabajar dos años como maestro. Hizo su primera  profesión el 25 de enero de 1970. Su profesión Perpetua el 25 de enero de 1973  y su ordenación sacerdotal fue el 19 de marzo de 1977en Chiquimula, Guatemala, por imposición de manos de monseñor Constantino Luna.

Conocí personalmente a Fray Roberto en el mes de octubre de 2008, mientras tenía una experiencia  con los frailes en la fraternidad la Natividad en Santa Ana, El Salvador. En la cena me dirigió la palabra diciendo ¿usted es seminarista diocesano?  Le dije que yo era aspirante a la orden. Ese fue mi primer contacto con Fray Roberto, ya antes lo había observado celebrar la misa en la iglesia de la comunidad pero nunca había entrado en contacto directamente con él.

Quiero detenerme y tratar de expresar  las experiencias que de una manera indirectas tuve de su persona como hermano Capuchino y sacerdote.

Siendo novicio en el año 2010. Admiraba su deportividad, el corría y  montaba bicicleta. En algunas ocasiones llegaba al noviciado, se tiraba sobre la grama y debajo de un árbol que esta frente a  la entrada del noviciado comenzaba hacer ejercicios de estiramiento. Cuando lo miraba le comentaba a los hermanos que compartían conmigo ese año ¡miren el Chero se cuida, no de balde se ve tan sano para su edad!

Pero hay algo que marcó mi experiencia de noviciado. Recuerdo que durante una homilía dominical el dijo “no debemos encasillar a Dios en la historia”. Él lo expresaba con un gozo leyendo el texto de su Biblia personal que tenía un forro negro (siempre que presidia la eucaristía leía directamente de la Biblia).

Admiré mucho en él el acompañamiento que daba a las comunidades eclesiales de base en la parroquia san José en Ocotepeque, Honduras. Era un proceso ya conocido por él desde que estaba en la parroquia de la Encarnación, ubicada en el mismo departamento. Desarrollaba ese trabajo, como le caracterizaba, con todas las energías posibles.

Fray Roberto, como digno e hijo de san Francisco de Asís y a la vez como ministro de la Iglesia,  proclamaba esa palabra en vida  haciendo germinar las semillas en los corazones de quienes lo escuchaban. Su vida se hizo buena nueva para todas las personas  que entraban en contacto con su persona aunque él era reservado fue siempre sincero y leal  a sus convicciones. Y me refiero a él como "buena nueva" porque con el testimonio de su vida muchos reconocerán en él a un cristiano comprometido haciendo plena la promesa de la palabra de Dios de que nada vuelve a Él vacío.

Para algunos estas palabras pueden ser tardías en su publicación y carentes de sentido literal o religioso. Pero mis palabras solo quieren cumplir el fin de liberar mis sentimientos y expresar mi pensamiento personal ante la realidad inmanente como es la muerte.

Para poner fin a este breve acercamiento a la persona de Fray Roberto me acuerdo que él decía “vamos a descansar en la eternidad”. Descansa hermano, ahora estas con Cristo a quien te entregaste en vida  como fraile y sacerdote.

Si al igual que yo, después de leer estas palabras, sientes que las palabras del profeta Isaías se cumplen en la vida de nuestro hermano Capuchino Roberto, recordémoslas para terminar:

"Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos  y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío,  sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié." (Profeta Isaías 55, 10 - 11)